Y es que la Institución gusta premiar a sospechosos y provocar a los países socialistas. Menuda ecuanimidad...
Liu perteneció a una organización subversiva desde 2003. En 2009 fue arrestado, procesado y condenado a 11 años de cárcel por "incitar la subversión contra el poder del Estado". Que dé gracias por no haber sido fusilado, pues la subversión organizada más o menos clandestina es un gravísimo delito en todas partes. Lo que ocurre es que en occidente y especialmente en España, la discrepancia se enmascara en subversión y la subversión se reboza en otros delitos más graves todavía, aun inexistentes, para los que bastan los testimonios policiales; como son el terrorismo, la apología del terrorismo y la pertenencia a banda armada…
Por otro lado, es encomiable mirar por la libertad y los derechos humanos. Pero para ser convincente un país exigiendo a otra nación soberana que respete la libertad y esos derechos, tendrá que empezar por respetar la libertad de opinión y los derechos humanos en su casa propia. Sin embargo, es mundialmente sabido que en los estados burgueses, principalmente en Estados Unidos y en España, en el mismo paquete de “terrorismo” de mayor o menor intensidad se mete todo lo que pone en evidencia al Estado, al sistema, a los medios de comunicación y a las clases sociales dominantes.
Decía Voltaire que la libertad de todo un pueblo no merece el derramamiento de una sola gota de sangre. Pues, desde la perspectiva del Estado chino, la libertad de Liu Xiaobo no vale el respeto a la voluntad política de mil millones y medio de ciudadanos que no son Liu Xiabo y están conformes con un gobierno y un sistema que les está conduciendo a ser poco a poco la primera potencia mundial.
De manera que, en todos estos aspectos, el socialismo chino y el capitalismo burgués funcionan en último término bajo el mismo principio de quitarse de encima a los indómitos. Nada, pues, tendrían que echarse en cara. Pero a diferencia de las democracias socialistas, las burguesas -y la institución de los Nobel pertenece a ellas- vigilan beneficiar a los dueños del poder, sea institucional o económico, y dan prioridad a las usurpaciones individuales sobre los derechos sociales.
Por otro lado no crean el Estado y los medios que no nos damos cuenta de que aquí no se califica de disidentes, ni siquiera de subversivos a los que se encarcela por motivos políticos. Disidente es, para ellos, el depurado, injustamente, por los estados socialistas. Y cuando los medios hablan por aquí de derechos humanos, nunca se refieren a los atropellos sufridos por los detenidos y encarcelados en las prisiones españolas.
En España sabemos mucho de la disidencia real o prefabricada por el poder, sin que medie para nada terrorismo:
En la madrugada del 14 de julio de 1998, el juez Baltasar Garzón ordenó el cierre cautelar del periódico y la emisora de radio, así como el arresto de varios responsables de "Orain, S.A.", a los que acusó de integración en banda armada. En virtud de la legislación antiterrorista aún están en la cárcel 5 administradores de Egin.
Y precisamente está caliente la noticia de que la Audiencia Nacional ha ordenado detener a 46 procesados del "caso Ekin"; caso que relaciona a medio mundo vasco con ETA. A cinco de los arrestados se les han impuesto penas de entre 12 y 18 años de prisión; penas que, por cierto, superan a los 11 a que ha sido condenado este miserable chino al que probablemente ha lavado el cerebro la inteligencia yanqui. Y en el País Vasco hasta se persigue a quienes homenajean a sus presos.
¿Qué diría España, pues, si galardonaran con el Nobel de la Paz a uno de los muchos recluidos en sus cárceles por luchar contra los abusos de poder en Euzkadi o fuera de él?
Hay que estar ciegos de ideología y mutilados del entendimiento para ver razón suficiente en el encarcelamiento y condena de los gerentes de un periódico, y no verla en la subversión organizada de un Liu Xiabo que se ha dedicado a minar la paz, el orden y las instituciones del Estado chino desde el año 2003. ¿Acaso no podrían las autoridades chinas haber acusado de pertenencia a banda terrorista a Liu Xiabo, y sin embargo no lo han hecho? Si el delito de subversión es recurrente para acusar a los críticos con Pekín, en España la martigala recurrente es acusar a los críticos con Madrid de terroristas, de apologistas del terrorismo y de “pertenencia a banda armada”. ¿Dónde está la diferencia? Por lo menos tengan la vergüenza de callarse políticos y medios…
Jaime Richart en Kaos en la Red
Liu perteneció a una organización subversiva desde 2003. En 2009 fue arrestado, procesado y condenado a 11 años de cárcel por "incitar la subversión contra el poder del Estado". Que dé gracias por no haber sido fusilado, pues la subversión organizada más o menos clandestina es un gravísimo delito en todas partes. Lo que ocurre es que en occidente y especialmente en España, la discrepancia se enmascara en subversión y la subversión se reboza en otros delitos más graves todavía, aun inexistentes, para los que bastan los testimonios policiales; como son el terrorismo, la apología del terrorismo y la pertenencia a banda armada…
Por otro lado, es encomiable mirar por la libertad y los derechos humanos. Pero para ser convincente un país exigiendo a otra nación soberana que respete la libertad y esos derechos, tendrá que empezar por respetar la libertad de opinión y los derechos humanos en su casa propia. Sin embargo, es mundialmente sabido que en los estados burgueses, principalmente en Estados Unidos y en España, en el mismo paquete de “terrorismo” de mayor o menor intensidad se mete todo lo que pone en evidencia al Estado, al sistema, a los medios de comunicación y a las clases sociales dominantes.
Decía Voltaire que la libertad de todo un pueblo no merece el derramamiento de una sola gota de sangre. Pues, desde la perspectiva del Estado chino, la libertad de Liu Xiaobo no vale el respeto a la voluntad política de mil millones y medio de ciudadanos que no son Liu Xiabo y están conformes con un gobierno y un sistema que les está conduciendo a ser poco a poco la primera potencia mundial.
De manera que, en todos estos aspectos, el socialismo chino y el capitalismo burgués funcionan en último término bajo el mismo principio de quitarse de encima a los indómitos. Nada, pues, tendrían que echarse en cara. Pero a diferencia de las democracias socialistas, las burguesas -y la institución de los Nobel pertenece a ellas- vigilan beneficiar a los dueños del poder, sea institucional o económico, y dan prioridad a las usurpaciones individuales sobre los derechos sociales.
Por otro lado no crean el Estado y los medios que no nos damos cuenta de que aquí no se califica de disidentes, ni siquiera de subversivos a los que se encarcela por motivos políticos. Disidente es, para ellos, el depurado, injustamente, por los estados socialistas. Y cuando los medios hablan por aquí de derechos humanos, nunca se refieren a los atropellos sufridos por los detenidos y encarcelados en las prisiones españolas.
En España sabemos mucho de la disidencia real o prefabricada por el poder, sin que medie para nada terrorismo:
En la madrugada del 14 de julio de 1998, el juez Baltasar Garzón ordenó el cierre cautelar del periódico y la emisora de radio, así como el arresto de varios responsables de "Orain, S.A.", a los que acusó de integración en banda armada. En virtud de la legislación antiterrorista aún están en la cárcel 5 administradores de Egin.
Y precisamente está caliente la noticia de que la Audiencia Nacional ha ordenado detener a 46 procesados del "caso Ekin"; caso que relaciona a medio mundo vasco con ETA. A cinco de los arrestados se les han impuesto penas de entre 12 y 18 años de prisión; penas que, por cierto, superan a los 11 a que ha sido condenado este miserable chino al que probablemente ha lavado el cerebro la inteligencia yanqui. Y en el País Vasco hasta se persigue a quienes homenajean a sus presos.
¿Qué diría España, pues, si galardonaran con el Nobel de la Paz a uno de los muchos recluidos en sus cárceles por luchar contra los abusos de poder en Euzkadi o fuera de él?
Hay que estar ciegos de ideología y mutilados del entendimiento para ver razón suficiente en el encarcelamiento y condena de los gerentes de un periódico, y no verla en la subversión organizada de un Liu Xiabo que se ha dedicado a minar la paz, el orden y las instituciones del Estado chino desde el año 2003. ¿Acaso no podrían las autoridades chinas haber acusado de pertenencia a banda terrorista a Liu Xiabo, y sin embargo no lo han hecho? Si el delito de subversión es recurrente para acusar a los críticos con Pekín, en España la martigala recurrente es acusar a los críticos con Madrid de terroristas, de apologistas del terrorismo y de “pertenencia a banda armada”. ¿Dónde está la diferencia? Por lo menos tengan la vergüenza de callarse políticos y medios…
Jaime Richart en Kaos en la Red
No hay comentarios:
Publicar un comentario